martes, 26 de junio de 2012

viernes, 8 de junio de 2012

Yordan escribe entre dos aguas.


Siempre entre dos aguas..
qué fueron alegría algunas veces 
otras llanto 
y,
qué será lejanía...
El agua...y tu isla en mi,
siempre...





Perdido:


Pasaron seis meses desde que se despidió de esa prisión, qué a su vez supo ser un palacio. Mira atrás, mira a sus lados, mira adelante, no sabe donde está. Está perdido, siempre lo estuvo, ahora es que se da cuenta. Intenta recordar cuando perdió el camino que le señalaron, y piensa que quizás nunca existió tal camino. ¿Qué es el camino en fin? El destino, se responde a sí mismo, pero nació una nueva pregunta, ¿Existe en verdad el destino? No pudo contestar. Busca en su mente, en su cabeza, cuál es su destino, su meta. No la sabe, no la encuentra. Quizás sea su hogar, quizás sea su amor, nadie lo sabe, ni él. Algo entorpece sus pensamientos, algo le impide moverse, algo no le deja continuar con su desconocido camino. Él sabe, o cree saber que es, sin embargo no sabe que hacer al respecto. Se siente culpable, también inocente. Sufre como víctima, esquiva como victimario. Tiene miedo de que sus palabras hayan podido dañar a algo, pero está convencido de que su silencio también lo hace. Busca desesperado una salida, o por lo menos, un camino. No lo encuentra.