Siempre entre dos aguas.. qué fueron alegría algunas veces otras llanto y, qué será lejanía... El agua...y tu isla en mi, siempre...
Perdido:
Pasaron seis meses
desde que se despidió de esa prisión, qué a su vez supo ser un palacio. Mira
atrás, mira a sus lados, mira adelante, no sabe donde está. Está perdido,
siempre lo estuvo, ahora es que se da cuenta. Intenta recordar cuando perdió el
camino que le señalaron, y piensa que quizás nunca existió tal camino. ¿Qué es
el camino en fin? El destino, se responde a sí mismo, pero nació una nueva
pregunta, ¿Existe en verdad el destino? No pudo contestar. Busca en su mente,
en su cabeza, cuál es su destino, su meta. No la sabe, no la encuentra. Quizás
sea su hogar, quizás sea su amor, nadie lo sabe, ni él. Algo entorpece sus pensamientos,
algo le impide moverse, algo no le deja continuar con su desconocido camino. Él
sabe, o cree saber que es, sin embargo no sabe que hacer al respecto. Se siente
culpable, también inocente. Sufre como víctima, esquiva como victimario. Tiene
miedo de que sus palabras hayan podido dañar a algo, pero está convencido de
que su silencio también lo hace. Busca desesperado una salida, o por lo menos,
un camino. No lo encuentra.